"Escucha bien, ninguno de esos cultos que ustedes denominan "religión", y que siguen bajo pretexto de que se relacionan con La Entidad que los trasciende gracias a la "fe", se realizó en mi nombre. Aparta los absurdos mandatos humanos de tu pensamiento y deja que afloren tus intuiciones. Ellas te llevarán por buen camino. El "deber ser" solo engendra muerte en vida.
-No quiero contradecirle, pero el orden que imponen los preceptos de la religión siempre nos han ayudado a acercarnos a la paz y a la felicidad.
-Porque han impuesto dicotomías y han establecido relaciones entre las duplas de conceptos que hoy ya no se cuestionan. Asocian la virtud con el orden y la felicidad, y el vicio o pecado con el caos y la desgracia. Ustedes mismos se han adiestrado de modo tal que no pueden escapar de los enredos lingüísticos que han originado, dándoles el status de metafísica. Bien ha dicho uno de los suyos, la religión es el mayor y más poderoso dispositivo de control jamás creado.
-Me queda una pregunta, si me lo permite. Si no es quien las religiones cuentan, ¿cómo debo llamarle?
-Llámame como quieras, pero tu pregunta es engañosa para ti mismo. Por más insignificante que sea lo que te responda, fundarás otro dogma en mi nombre. Los conozco bien, se agarran de cualquier elemento para construir fantasías de las cuales aferrarse con tal de no hacer frente a la incertidumbre y a la soledad que no pueden evitar sentir. Solo pido que no usen "Dios", que ya lleva a cuestas demasiada sangre.
- Quisiera saber su nombre, jurando por él no instituir ninguna nueva creencia.
-(Harto) ¿No dice pues uno de vuestros dichos: "la curiosidad mató al gato"? ¿Para qué los inventan si luego no han de hacerles caso?
-(Confundido) Ha sugerido que no siga ningún mandato humano...
-(Enojado) Agradecido deberías estar de que me digne a hablar contigo. Ni mi nombre debes preguntar, ni mis razones y ni mi lógica debes indagar, ya que no serás capaz de comprensión alguna. Esta conversación es para mi lo que para ti el zumbido más breve y leve que puedas percibir. Imagina pues cuanto te excedería conocer algo que me concierna. Nunca podrías entenderlo, ni siquiera vivirías lo suficiente como para oírlo. Son demasiadas las limitaciones de la percepción humana."