Cuándo fue que dejaste que el musgo recubriera tu piel
Cuándo fue que el viento marcó esos surcos en tu rostro
Cuándo la tierra húmeda de tus pies se volvió piedra rancia
Y tu cuerpo encalló entre los riscos del olvido?
Será que te perdí en el sucumbir de mis párpados
mientras el tiempo se burlaba a mis espaldas,
o simplemente prescindí de tu estar acá,
ahora,
obtusa y quebrada, a veces solo ingenua...?
Recorro cada centímetro del aire que alguna vez tejimos juntos,
Tal vez respire aún la incandescencia en los confines de tu mundo
y palpite, imperceptible, una voz que me abrace
entre los ecos del silencio.
Me asaltó una duda pero vinieron las certezas a lincharla.
Así concluyó este episodio, bajo la seguridad del dogmatismo.